Patrimonio natural

Sostenibilidad y biodiversidad

Ecosistema y medio es un equilibrio de olivar, dehesa y patrimonio; un entorno de singular belleza que se ha adaptado conforme a los usos y costumbres tradicionales para que nunca se pierda la esencia. Ese patrimonio también es natural, pues es vital la preservación y la conservación para el legado generacional de un patrimonio lleno de vida, donde aves y animales silvestres son los protagonistas de la pureza natural.

Compromiso medioambiental

Cada lágrima de nuestro aceite de oliva virgen extra que consumes y disfrutas cada día en tu hogar, tiene un compromiso medioambiental. Nuestro trabajo no solamente es la extracción del mejor AOVE, también lo es el respetar, cuidar, preservar y mantener un legado natural, tal como nos enseñaron siglos atrás; los olivos están rodeados de encinas, alcornoques, quejigos, zarzas, jara… y la umbría de cada especie vegetal cobija la pureza y verdad del campo, sus aves y animales silvestres.

Es mucho más que un olivar…También es dehesa, un ecosistema único en el mundo declarado de Alto Valor Natural.

Un patrimonio natural que atesora olivos, encinas, quejigos y jara; un manto de esperanza que cuida y protege la avifauna más salvaje y más pura

El viejo continente europeo representado por el avistamiento más emblemático de nuestra fauna como es el lince ibérico, gamos, bisontes de tierras lejanas y muflones originarios de Córcega

Entre olivos y encinas, la fauna por excelencia de la fauna ibérica; ciervos, linces, jabalíes y la perdiz roja. Un baile clásico entre la umbría y la solana que nunca tiene fin

A pleno vuelo rasante vuelve a aletear la princesa de los vientos, la perdiz roja, junto a codornices, faisanes y patos azulones que pintan trazos en el cielo con sus plumas de colores pardos

Entre la dehesa y el cielo, junto al olivar se divisan cernícalos primilla que anidan con orgullo ante la atenta mirada del cortijo y su labranza, junto al águila perdicera, buitres que surcan el viento y de vez en cuando cigüeñas negras

A la vera del cortijo, el abanico de plumas colorea el viento y los muros jalbegados en pureza y rojo caldero; son burlapastores, mirlos, palomas torcaces y tórtolas

Las luces del cortijo se atenúan, brillan las estrellas sobre un mar de olivos y la antigua dehesa de los sueños. Las miradas de lechuzas, cárabos, mochuelos y búhos reales son los guardianes de la noche

Plumas que dibuja el viento con trazos grises y azabaches; grajillas, corneja negra, cuervo y estornino negro en una dehesa infinita abrigada de un mar de olivos… aletean, ¡bailando en el Otoño!